Comandar personas en combate debe ser la tarea mas gratificante que todo comandante puede realizar dentro del Ejercito, siempre y cuando estas sean emanadas desde el ejemplo personal y bajo la asesoría que entrega el mando tipo misión, pero ¿como dar ordenes en los tiempos modernos, donde impera el reclamo, la comparación de roles y la falta de fortaleza en el mantenimiento de las decisiones con el propósito de adquirir el cariño de los subordinados?
La experiencia y la enseñanza refleja son los mejores aliados para dar cumplimento a esta tarea difícil en tiempos difíciles, ¿por qué?, porque los comandantes modernos deben comandar subordinados educados y conocedores de su profesión, que requieren de su comandante esfuerzo, conocimiento, entendimiento, capacidad y apego por su profesión. Entonces será la experiencia que los distintos periodos y procesos del Ejercito, la que les entregara las herramientas a los comandantes para resolver un sin numero de situaciones a las cuales se verán sometidos en el cuartel, el entrenamiento y el combate, pero ante la ausencia de esta experiencia será la enseñanza refleja por medio de la repetición de conductas con buenos resultados observadas a otros comandantes, las que podrían suplir parte de esta falta de experiencia.
Pero lo anterior solo es parte del proceso de dar ordenes en el tiempo del mando tipo misión, ¿pero donde esta la diferencia con los antiguos sistemas de conducción y funcionamiento del Ejercito?, en la confianza entre comandantes y subordinados generada por el entendimiento de los roles de cada uno en pos de un objetivo común como es la tarea asignada a la unidad de pertenencia. Esta confianza que debe generarse para que el mando tipo misión funcione, muchas veces lleva a confusión, si a confusión, ¿por qué? porque comandantes de todo nivel quieren y deben generarla, no teniendo la experiencia ni la enseñanza refleja de cómo generarla y es ahí donde esta el peligro.
¿Cuál es este gran peligro? o ¿qué es lo grave de buscar la confianza reciproca?, la forma, la forma en que comandantes intentan generar la confianza, cuando un comandante es débil de carácter y desconocedor de lo que esta haciendo, buscara por medio de la confianza populista (que es la que vulnera el respeto y el conducto regular bidireccional), hacer cumplir las ordenes; pero el mando tipo misión exige el cumplimiento de tareas y hacer cumplir estas tareas tiene dos cualidades culturales, la entrega de ordenes difíciles y la soledad del mando.
Cuando me refiero a las ordenes difíciles no solo hablo de “mantener la posición a toda costa” o “al asalto”, si no que, de aquella orden impopular, desagradable y dura, “no nos retiramos hasta que este todo limpio”, “el armamento se guarda limpio” o “paso revista de equipo a las 2100”. Que hace difícil estas ordenes, la perdida de la popularidad, el desprecio momentáneo de los subordinados y más importante aun, tener que asumir la responsabilidad de entregarla sin culpar al escalón superior.
Entonces como son las ordenes en el tiempo del mando tipo misión, como siempre han sido UNA ORDEN, una acción a ejecutar, sin colores intermedios ni tergiversaciones, solo una orden, que muchas veces tendrá consecuencias, consecuencias a las cuales los comandantes deberemos asumirlas mirándolas directamente a los ojos y bajo la premisa de “yo lo ordene” siempre.
#nosercomoellos
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absolutamente de acuerdo con el blog, creo que el MTM se ha visto enfrentado a lo largo del tiempo a diferentes contextos que implican un desafío en su aplicación. En ese sentido, si se revisa la aplicación del MTM durante la IIGM, se puede ver que el contexto de la época y la internalización del concepto como un código de conducta, una filosofía de vida, tanto en superiores y subordinados, que conocían inconscientemente como conducirse tanto en el caos del combate como en la tranquilidad del cuartel, teniendo como resultado resoluciones que se enmarcaban de manera disciplinada en la intención que entregaban los Cdtes.
ResponderEliminarDicho lo anterior, efectivamente la aplicación del MTM en el contexto actual implica una dificultad especial, asociada a las características que poseen los subordinados de las generaciones más jóvenes, en el sentido que el acceso a la información les permite contar con una gran cantidad de antecedentes (en muchas ocasiones con poco detalle o profundidad) lo que los constituye como individuos empoderados y cuestionadores. Dicha dificultad se puede enfrentar mediante lo que refleja el blog, el ejemplo personal y la experiencia de los Cdtes. en el cumplimiento e impartición de órdenes (populares e impopulares) lo que creo que se debe acompañar siempre la responsabilidad que tiene el Cdte., y los superiores en general, de cooperar a los subordinas en desarrollar el "buen criterio militar", el que se desarrolla mediante el aporte que se entrega con una oportuna y adecuada retroalimentación que realiza el jefe a su personal en las diferentes misiones que les corresponde cumplir (fáciles o difíciles), lo que implica que debe existir el espacio (y la disposición del Cdte.) para aceptar soluciones creativas, errores y sus consecuencias (no confundir con que todos los errores deben ser aceptados); lo anterior permitirá que el subordinado vaya generando sus propias experiencias, aprendizajes y manejando desde las propias vivencias, un sin número de elementos de juicio para conducir, resolver y aportar con un "buen criterio" a sus respectivos subordinados, como también desarrollar en el tiempo el compromiso y la convicción absoluta que lo que se entrega en el servicio (incluso los mayores sacrificios) se ajusta con la intención del escalón superior; de tal manera que la aplicación del MTM no sea algo forzado, sino que sea una respuesta natural que se acomoda conforme con el contexto que imponga el momento.
Saludos